En Tot Terapia entendemos que para que un niño se desarrolle en su máximo potencial, necesitamos trabajar con la escuela y ¡por eso os queremos ayudar!
Gracias a la experiencia en la identificación y tratamiento de problemas de conducta y trastornos del desarrollo, ahora podemos ofreceros herramientas muy útiles para detectar estas problemáticas en el aula, además de técnicas específicas para afrontarlas. Esto, no sólo acelerará la mejora del alumno, sino también el entorno de aprendizaje en el aula.
En el entorno educativo, cada clase, cada alumno, cada profesor y cada aula son universos diferentes para un niño/a con TEA. El alumno/a puede presentarse perdido, confundido y necesitará más tiempo para procesar y adaptarse a las situaciones. Lo que aprenderá en un contexto, a veces le costará aplicarlo en otro, por muy similares que las circunstancias nos parezcan.
Las dificultades en su comportamiento social responden, en la mayoría de las ocasiones, a su incomprensión de las expectativas que tienen tanto del contexto como del comportamiento de las otras personas.
Necesitará por ejemplo, aprender a mantener la distancia interpersonal acorde al contexto y a la intimidad con la persona. Sus compañeros pueden quejarse de que se sienten perseguidos, o se les “pega”.
Por esta razón los trabajos en grupo, por ejemplo suelen suponer un reto añadido debido a sus dificultades para comprender y compartir las relaciones sociales, comunicar sus intereses y su inflexibilidad en la planificación de las tareas.
Cuando aprenden una norma son excesivamente estrictos en su cumplimiento, lo que en la vida real puede conllevar numerosas complicaciones, aunque a nivel formal sería una competencia a valorar en muchos contextos.
Siguen sus intereses y cuando juegan con otros tienden a querer imponer sus juegos e ideas.
Las dificultades para el razonamiento abstracto o la creatividad, se hacen especialmente presentes en sus problemas para planificar, anticipar o programar su propio comportamiento. También limita su capacidad para solucionar problemas o enfrentarse a imprevistos.
Por otro lado, la dificultad para filtrar o atender selectivamente los estímulos, hace que estos sean percibidos simultáneamente, produciendo una sobresaturación sensorial, tensión, ansiedad y dificultades para mantener una adecuada atención y comprensión de la situación.
Esta misma falta de regulación sensorial, afecta a la regulación emocional y hace que se puedan sentir desbordados muy rápidamente, presentando conductas emocionalmente desreguladas, hasta agresivas, aunque generalmente suelen ser autoagresivas y no tanto dirigidas hacia los demás.
Les cuesta esperar, aunque sepan que la demora significa una gratificación. Suelen ser niños que interrumpen a los demás, les cuesta respetar los turnos y se muestran muy impacientes. No suelen pensar en las consecuencias.
Suelen actuar sin pensar, o responder sin haber escuchado la pregunta hasta el final.
Les cuesta seguir instrucciones.
Les cuesta controlar la expresión de sus sentimientos. Se sienten abrumados con facilidad y pueden explotar fácilmente mostrando comportamientos agresivos: Gritar, insultar, tirar objetos, pegar, empujar, etc. Cuando se calman, después de estos episodios, suelen ser niños que se arrepienten mucho y son capaces de comprometerse y mejorar cuando van entendiendo lo que “esperamos de ellos”.
No se fijan en detalles, y a veces, suelen pasar por alto información importante, llevandoles a realizar errores en las tareas.
A veces, parecen ensimismados en sus pensamientos pero otras veces parece que estén atentos o escuchando, cuando en realidad no lo están. Dificultades para focalizar y acabar tareas.
Necesitan más tiempo para codificar o decodificar y procesar la información. Por eso tardan mas en finalizar una tarea, y su tiempo de reacción es también más lento.
Suelen empezar varias cosas a la vez, pero a veces no terminan ninguna. Se despistan fácilmente y pierden las cosas
Se trata de explicar al niño o grupo de alumnos que pueden utilizar un sistema de comunicación emocional por colores, cuando se están empezando a activar. El color verde significa que todo va bien, estamos tranquilos y calmados y podemos comunicarnos y explicar cómo nos sentimos. El amarillo precaución, se refiere a un estado de excitación, malestar, o inicio de perdida de control. El rojo lo utilizamos para expresar que nos sentimos desbordados, fuera de control. Es el momento en el que se producen conductas inadecuadas. La respuesta del adulto cambiará con cada color. En el verde, reforzaremos la conducta, en el amarillo acompañaremos al niño/a para evitar que pase al Rojo. En el rojo, se debe contener al niño, a veces acompañando a un espacio, seguro, apartado, donde pueda permanecer un rato y volverse a calmar. (Se puede dibujar y pintar un semáforo entre todos o bien, coger un modelo ya ilustrado por Internet).
Es una técnica que utiliza la analogía de la tortuga, que se repliega dentro de su caparazón cuando se siente amenazada. Se le explica al niño/a que siempre que se sienta amenazado o no pueda controlar sus impulsos o emociones, se pueda encoger y cerrarse en su cuerpo y meter la cabeza entre sus brazos. Se puede utilizar un cuento primero, para ejemplificar la historia y después la técnica de relajación para ayudar al niño a salir de su caparazón.
Practicar la respiración larga y profunda utilizando metáforas como el intentar soplar una vela que se encuentra cada vez más lejos. O también la relajación muscular tensando y relajando grupos de músculos variados tensar y relajar grupos de músculos variados mientras se les ayuda a focalizar en las distintas sensaciones que tienen si un músculo está tenso y si está relajado.