Con el año nuevo en mayoría de las listas de los propósitos que queremos alcanzar aparece la frase “alimentarse mejor”.
Una alimentación sana es mucho más importante de lo que pensamos, como Hipócrates dijo “que tu alimentación sea tu medicina”.
Creemos que la alimentación es una forma natural de cambiar la bioquímica del cerebro y del cuerpo, siendo capaz de autorregularse mejor, creando nuevas conexiones neuronales que permiten a la persona mejorar su calidad de vida.
Nuestro cuerpo crea algunos neurotransmisores (catalizadores de información de un nervio a otro) a partir de los alimentos que ingerimos, y que funcionan como ladrillos que se van uniendo para realizar un sinfín de tareas. Éstos “ladrillos” dependen en gran medida de la alimentación que le otorgamos; así, si nuestra alimentación no nutre al cuerpo lo suficiente, no podrá crear los neurotransmisores necesarios.
Numerosos estudios avalan la relación entre las deficiencias nutricionales, en ocasiones junto con diversos factores (emocionales y ambientales) como detonantes de enfermedades. Es conocida la relación de una mala alimentación con enfermedades como la obesidad y la diabetes. Pero, ¿sabías que la alimentación también puede influir en los problemas de voz, el Parkinson y/o la fibromialgia?
Sí la alimentación influye en diferentes aspectos de nuestro cuerpo detonando una cadena de procesos químicos importantes para diferentes procesos en nuestro cuerpo. Procesos que influyen en el balance de los intestinos, nuestro comportamiento, nuestro ritmo de sueño, aspectos como la irritabilidad o la capacidad para autorregularse. También influye en los procesos necesarios para la construcción de neurotransmisores, que a su vez, interfieren en nuestro estado emocional, la inteligencia y hasta la comunicación. Cambiando la alimentación se puede reestablecer el balance del intestino, evitando así canceres, inflamaciones y perdidas de nutrientes.
En los niños con trastornos de conducta y dificultades de aprendizaje o emocionales, es importante considerar el papel de la alimentación tanto en el aumento de su capacidad de concentración como en la reducción de la ansiedad que les permiten responder a las demandas del entorno de forma más eficaz. Hay familias que han logrado mejorar los síntomas en sus hijos con trastornos como el TDAH y el TEA modificando su dieta, en algunos casos añadiendo además suplementos naturales.
Es importante realizar previamente una prueba del estado nutritivo de nuestro organismo, para poder adaptar nuestra dieta para suplir las posibles carencias que tenemos.