Cuando hablamos en general de la genética nos referimos a los rasgos físicos que se heredan de los padres.
La genética es la ciencia que trata de comprender el proceso de la herencia de los genes de padres a hijos (o hasta más lejos).
Los genes están presentes en cada célula de nuestro cuerpo y contienen información que proviene al 50% del padre y 50% de la madre.
Así pues, cuando decimos que un niño se parece más a su padre no es del todo cierto. Son responsables del color de nuestra piel, ojos, pelo o la forma de nuestra cara y cuerpo. Pero también son responsables de cómo nos movemos y en qué postura estamos más cómodos.
Cuando el cerebro se empieza a desarrollar, son los genes dentro de cada célula cerebral (las neuronas) los que funcionan como una guía, para indicar a las células neuronales dónde se tienen que posicionar en el cerebro, con qué otra célula se tienen que conectar y cuantas veces se activarán. Toda esta información está codificada en las neuronas.
La genética entonces, ayuda a predisponer cómo piensas y te comportas (tu carácter).
Diciéndolo de otra manera la genética decide qué ruta de conexiones neuronales utilizas. Esto también explica por qué un hijo tiene las mismos aficiones que sus padres.
Sin embargo (y en algunos casos, afortunadamente) no es solo la genética que predispone nuestros caracteres sino también las experiencias y factores ambientales que pueden cambiar la forma de cómo piensas y te mueves, pues las experiencias también pueden cambiar la ruta de conexiones neuronales.
Si queremos cambiar algo de nosotros mismos debemos practicar regularmente el comportamiento, movimiento o pensamiento que deseamos tener. Cualquier persona de cualquier edad tiene esta capacidad. Esta capacidad se conoce como la neuroplasticidad.
Esto implica que todo el mundo puede mejorar. Primero debe existir un interés para cambiar y luego es importante cambiar tu entorno para que tengas éxito (quizás necesites ayuda con esto). Por ejemplo si queremos enfadarnos menos con nuestros hijos, necesitamos que el ambiente este más relajado.
Luego tienes que tener en mente qué es lo que tienes que practicar, a veces, necesitas partirlo en pasos más pequeños. Si practicas repetitivamente para hacer más fuerte la conexión nueva, poco a poco empezarás a ver el cambio.
Cualquier terapia se basa en la idea de que no somos solamente genes y que siempre podemos mejorar. Cada terapia busca su forma ( tipos de ejercicios) para llegar a un resultado deseado.