Muchas veces sentimos que la rutina semanal que tenemos es de vértigo. Corremos prácticamente todo el día y tenemos muy poco tiempo para hacer cosas que nos gustaría poder hacer con calma, como jugar con nuestros hijos por ejemplo. Nos proponemos dedicar un poco más de tiempo al día siguiente pero la rutina nos atrapa de nuevo y es frustrante!
Cuando crear espacios para jugar con tus hijos se hace muy difícil durante el día, la palabra clave puede ser “Mientras…”
Cada familia tiene sus propias rutinas y es durante esas rutinas que se pueden crear momentos para comunicar.
Lo primordial es que los niños se sientan escuchados aun cuando no podamos dedicarles un tiempo exclusivo. Mientras realizas tareas como recoger la ropa, preparar la cena, ordenar el salón, tus hijos pueden sentirse conectados si les damos el espacio para que se expresen. Dejar que se expresen sin interrumpirlos demasiado, responder a todas sus preguntas y hacer juegos o canciones mientras vas en el coche o mientras hacéis compras.
Lo importante es ir creando pactos lúdicos y rituales únicos de nuestras familias.
Los pactos lúdicos consisten en darles un toque divertido y personal a nuestras rutinas. Contar tres cosas buenas y tres cosas malas que nos hayan pasado en el día mientras volvemos del colegio a casa, buscar palabras que comiencen con una letra al azar mientras se quitan la ropa para ir a bañarse, contar una historia inventada entre todos no importa lo que surja mientras estás cocinando la cena, usar una pequeña canción para llamar a los niños a cenar mientras revisas que en sus habitaciones esté todo en orden, hablar con la boca pequeñita o sólo con gestos mientras nos vamos a la cama también como una forma de prepararlos a que bajen la intensidad para ir a dormir.
Con estos pequeños y simples rituales mientras realizamos las rutinas diarias, vamos creando en nuestras familias la sensación de dulce complicidad en donde los niños se sienten escuchados y formando parte activa de la vida familiar, permitiendo también que nosotros los adultos sintamos que estamos dándoles a nuestras familias espacios de comunicación y juego, que son de calidad aún cuando el tiempo que tengamos sea limitado. Conectar con nuestros hijos mientras realizamos todo lo demás aumentará también sin siquiera notarlo nuestra sensación de eficacia, de que estamos haciendo un buen trabajo y por supuesto! que esto nos hará sonreir –a pesar del cansancio- contagiando ésta sonrisa también