A nuestro cerebro le llega constantemente información de nuestros sistemas sensoriales, desde el olor de un pastel en el horno, hasta la sensación del roce de los zapatos con los pies. La mayoría de nosotros podemos “desconectar” o “filtrar” la información según la vamos necesitando. Sin embargo, existen niños que procesan toda la información que reciben, y por ejemplo, sienten constantemente como los calcetines les rozan los pies, sin poder “apagar esa sensación”. La mayoría de nosotros no sentimos este contacto con los pies si no lo pensamos, ¿llevo calcetines puestos?, tomamos consciencia, y enseguida podemos “apagar” esa sensación para poder seguir con nuestras tareas. Imaginad por un momento que no podéis dejar de pensarlo y que, además, es una sensación incómoda para vosotros ya que la estáis sintiendo aumentada, seguramente os impediría el poder concentraros en una tarea. Este es uno de los ejemplos que explican como se siente un niño con estas dificultades.
La Integración Sensorial es la capacidad que posee el sistema nervioso central para interpretar y organizar las informaciones que nos llegan de nuestro alrededor.
A través de nuestros sentidos, desarrollamos una comprensión de nuestro mundo, muchas veces esto ocurre sin que nosotros ni siquiera nos demos cuenta. Cuando nuestros sistemas sensoriales están trabajando juntos, nos permiten realizar actividades cotidianas como coger un objeto pequeño situado en el fondo de un bolso sin necesidad de mirar. Para ello necesitaremos tener buenas habilidades táctiles pero además, son precisas habilidades propioceptivas y vestibulares que estén relacionadas e integradas de manera óptima para realizar la tarea con éxito.
La pirámide de maduración del aprendizaje descrita por Wiliams y Shellemberger (1994), entre otros autores, y posteriormente revisada por Lázaro y Berruezo (2009) colocan en el primer nivel de desarrollo de nuestro Sistema Nervioso Central los sistemas sensoriales. Es decir, de los primeros aspectos que se desarrollan en un bebé, incluso antes de su nacimiento, son los sistemas sensoriales, a través de los cuales podrá recibir información del mundo que le rodea, integrarla y responder a ella.
Estos sistemas sensoriales, cuando maduran con normalidad, crean una base sólida para que las diferentes áreas como las habilidades auditivas, de lenguaje, viso-espaciales, entre otras; se vayan desarrollando.
Estamos familiarizados con los sentidos del gusto, olfato, vista, tacto y oído pero la mayoría no pensamos en que nuestro sistema nervioso también siente el movimiento, la fuerza de la gravedad (sistema vestibular) y la posición corporal (sistema propioceptivo).
Los primeros sentidos en desarrollarse, y por lo tanto, los sentidos con más influencia en la integración sensorial son los sistemas vestibular, propioceptivo y táctil.
Localizado en el oído interno, conectado a la cóclea. Nos ayuda a:
Cuyos receptores están ubicados en nuestros músculos y articulaciones, nos ayuda a:
Sus receptores están ubicados por todo el cuerpo en nuestra piel, nos ayuda a:
Existen conductas que pueden observarse cuando un sistema sensorial no está funcionando de manera adecuada. Se trata de signos generales que pueden presentarse aislados o combinados con alguno más de la lista, es decir, si un niño únicamente presenta uno de ellos pero le esta influyendo en algún aspecto de su día a día, personal o académico, ya debería de alertarnos.
Tras estudios realizados se ha llegado a la conclusión de que algunas patologías o dificultades del aprendizaje pueden estar relacionadas con dificultades en la Integración Sensorial. Algunas de ellas pueden ser las siguientes:
Obviamente, no todos los niños que presentan estas patologías/dificultades tienen problemas de Integración Sensorial, sino que se trata de grupos de población sensibles a mostrar dificultad en este aspecto.
Existe otro grupo de niños que únicamente presentan dificultades en el procesamiento sensorial sin tener ninguna otra patología/dificultad.