Conocemos la respiración nasal, la masticación, el habla y la deglución como hábitos funcionales en los seres humanos. Pero, también existen hábitos que no son funcionales, como los hábitos bucales incorrectos ¿Qué sabemos acerca de ellos?
Los hábitos incorrectos suelen aparecer de manera prolongada en el tiempo, provocando interferencias en el desarrollo del niño y alterando la fisiología normal de su organismo. Pueden producir una alteración en el desarrollo de las estructuras faciales, en las arcadas dentarias y en la oclusión mandibular.
Los más habituales son:
Todo niño mayor de tres años que persiste con un hábito lesivo, debe visitar un odontólogo/odontopediatra/logopeda que informe a la familia sobre las consecuencias del hábito lo antes posible y pueda realizar un diagnóstico precoz sobre la alteración, permitiendo una dentadura sana, armónica, alineada y bonita.