El sentido del tacto es uno de los sentidos más importantes, comienza a desarrollarse durante el embarazo y se activa antes que el bebé nace. Durante los primeros meses de vida el tacto es la primera forma de comunicación entre la madre y el niño, además de ser una forma de exploración y aprendizaje.
Otro aspecto importante de este sentido es su función protectora. Esta nos avisa si algo es caliente, frío, punzante o si puede ser un peligro para nosotros. Cuando esta función no está regulada, la persona reacciona de manera exagerada ante sensaciones cotidianas, resultando muy molestas e incluso dolorosas. Desde la teoría de la integración sensorial se denomina este concepto como Defensividad Táctil.
Nuestro sentido del tacto está íntimamente ligado a nuestras emociones y por ello, una sensación de malestar frecuente percibida por el sentido del tacto, puede hacer que una persona presente fuertes reacciones emocionales. Los niños que tienen esta hipersensibilidad, a menudo son descritos como irritables, introvertidos, llorones y enfadados.
También está relacionado con procesos como la atención y la concentración escolar, resulta difícil escuchar a la profesora si el niño está pensando en cómo siente el contacto de toda la ropa con su piel.
Características de los niños con defensividad táctil:
- Evita que le toquen la cara y el cuerpo, aunque sea como una muestra de cariño o amistad (prefiere tocar a ser tocado).
- Le molesta lavarse los dientes.
- Le molesta mucho que le laven y le corten el pelo.
- Le irritan las etiquetas y algunas texturas de ropa. Siempre quiere ir vestido igual.
- No le gusta jugar con plastilina, masa o pintura de dedos.
- Le irrita que le corten las uñas.
- Evita pisar la hierba, la arena de la playa o alfombras rugosas.
- No le gustan algunos alimentos por su textura.
- Tuvo dificultad cuando era bebé en paso de alimentación líquida a solida.
- Resistencia a comer con las manos o a mancharse la piel durante la alimentación.
Si presenta dos o más características mencionadas sería recomendable realizar una exploración de como el niño está percibiendo los estímulos táctiles.
Desde la terapia de Integración Sensorial se puede reducir la defensividad táctil, normalizar la manera en que el sistema nervioso registra e interpreta la información táctil y desarrollar estrategias eficaces para entender, hacer frente y vivir con una sensibilidad más adaptada.