La mayoría de padres consideran usar el chupete como un instrumento imprescindible y lo introducen en la vida cotidiana de sus hijos durante los primeros años de vida. La succión al usar el chupete hasta los 18/24 meses es considerada normal puesto que se asocia a la necesidad de satisfacción afectiva y seguridad y les permite poner en marcha el sistema alimentario.
Aún así, la necesidad de succionar es diferente en cada niño y generalmente disminuye con la edad.
Utilizar el chupete en los niños más pequeños es una técnica que a menudo les calma, les induce tranquilidad y les ayuda a regular el horario de alimentación y de sueño. Además, ayuda a prevenir la succión digital, estimula el reflejo de succión en niños que han sido prematuros y provoca una menor incidencia de muerte súbdita en niños durante el primer año de vida.
Sin embargo, la succión está programada para ser ejercida sólo durante un periodo de tiempo determinado. Por este motivo, es necesario eliminar la succión de chupete a medida que aparecen los dientes y el niño adquiere un patrón de alimentación masticador.
Si usar el chupete es frecuente, intensivo y prolongado en el tiempo después de los 24 meses de edad puede convertirse en un hábito lesivo, modificando el posicionamiento dental de los niños, alterando la forma ósea y la relación de los maxilares y interfiriendo en el crecimiento y la función de la musculatura orofacial. Los músculos de alrededor de la boca pierden fuerza, esto ocasiona mantener la boca abierta siempre y tragar con la lengua hacia fuera, contra los dientes, provocando alteraciones como pueden ser una deglución incorrecta y una mala articulación de los sonidos del habla.
Los hábitos lesivos más comunes son: La succión prolongada del chupete o biberón, la succión de la lengua, los labios o de las mejillas, la succión digital (del dedo pulgar), morderse las uñas y respirar por la boca.
No se pueden eliminar los malos hábitos de un día a otro, es un proceso muy lento. Se aconseja disminuir las horas o los momentos en los que el bebé suele utilizarlo (trayectos en el coche, mientras ve la televisión ...) o ofrecerles opciones que les resulten más atractivas y sustitutorias de los malos hábitos, como leer un cuento antes de dormir.
Todo niño mayor de tres años que persista con un hábito lesivo debe visitar un odontopediatra que informe a la familia sobre las consecuencias del hábito y sobre los posibles tratamientos a seguir para prevenir posibles complicaciones al usar el chupete.